Símbolo de la Resistencia Francesa contra los nazisujer boliviana que nombró al miedo y lo venció
Un día como hoy pero de 2007 se despedía Lucie Bernard, líder y heroína de la Resistencia Francesa durante la Segunda Guerra Mundial, luchadora implacable contra el gobierno colaboracionista del régimen de Vichy y pacifista en la era de la posguerra.
Nació en París en 1912. Sus padres. Louise Vincent y Louis Bernard, eran una pareja de vitivinicultores emigrados de la región de Borgoña. Estudió en un internado hasta los 17 años en que decidió abandonar las clases. Comenzó a trabajar en un restaurante cercano al Liceo Chaptal donde concurrían docentes que incidieron, seguramente, en su inclinación por la carrera de Historia.
También tuvo contacto con exiliados polacos, rumanos, húngaros y alemanes que huían de los regímenes autoritarios que gobernaban sus países. En 1936 viajó a presenciar los Juegos Olímpicos de Berlín y constató la tragedia que significaba el gobierno nazi en Alemania. Se incorporó a las juventudes comunistas donde se caracterizó por no obedecer ciegamente la disciplina partidaria y actuar con gran autonomía personal y política. Se recibió de profesora de Historia en La Sorbona y trabajó de profesora de Historia y Geografía en Estrasburgo.
Allí conoció a Raymond Samuel (cuyo seudónimo era Raymond Aubrac), un ingeniero de descendencia judía que ocultaba el apellido bajo su seudónimo para evitar persecuciones antisemitas. A los pocos meses se mudaron a Vannes, en la región de Bretaña, donde Lucie continuó con la docencia.
En 1940 su marido fue hecho prisionero por las tropas alemanas e internado en el campo de prisioneros de guerra de Saarbrücken. Lucie organizó su rescate y la fuga. Ambos se refugiaron en la ciudad de Lyon. Los primeros meses utilizaron el seudónimo Aubrac, luego usaron otros (Vallet, Ermelin, Balmont).
Él trabajó como director de sucursal de una empresa de patentes y ella como docente en el Liceo Edgar Quinet. En 1941 nació su primer hijo, Jean Pierre. Su actividad en la Resistencia no decayó. Tomaron contacto con Jean Cavaillès, antiguo compañero de Lucie en Estrasburgo, quien les presentó al periodista Emmanuel d’Astier de La Vigerie, fundador de la red contra los alemanes «La dernière Colonne“ (la última columna). Congeniaron inmediatamente. La propaganda antinazi en la vía pública, las cartas a los domicilios de los habitantes de la ciudad y los sabotajes eran su métier.
Hubo un encuentro no previsto en Clermont Ferrand y decidieron agrandar la red clandestina. Imprimieron un primer panfleto (los famosos papillons) que pegaron en las calles, establecieron contacto con militantes sindicales comunistas y socialistas y publicaron el primer número del periódico “Libération” (que continuaría después de la guerra). Nacía el Movimiento Libératión-Sud que tenía actividad en seis grandes ciudades del centro sur francés. Lucie dirigía el de Lyon.
En 1942 Lucie y Raymond planificaron y ejecutaron la fuga del Hospital del Antiquaille donde estaban recluidos dirigentes de Movimientos Unidos de la Resistencia. En marzo de 1943 su marido fue arrestado y se hizo pasar por un vendedor del mercado negro. Una causal de menor importancia que ser parte de la Resistencia. Lucie encaró al juez de la causa, le espetó que la representante del general De Gaulle en Lyon era ella y que si no firmaba la libertad de su marido sería ajusticiado. La estratagema funcionó, pero a los tres meses Raymond fue nuevamente arrestado. Esta vez, junto a otros integrantes de la Resistencia interior y con su dirigente máximo Jean Moulin.
Lucie sabía que esta vez el castigo sería implacable. Torturas y muerte. El jefe de los ocupantes era el temido nazi Klaus Barbie. La prisión de Montjuic (cerca de Lyon) era difícil de penetrar. Entonces, ideó un plan relámpago. El 21 de octubre se realizaría un traslado de presos. Ese era el momento.
Junto a un grupo de la Resistencia, emboscó al convoy con los presos. Liberaron a los 14 detenidos, entre ellos su marido. Inmediatamente pasaron a la clandestinidad. Pero Francia había quedado pequeña para ocultarse. A los pocos meses, Lucie, Raymond y su hijo fueron enviados a Londres en diferentes tandas. Pudieron reunirse en febrero de 1944, justo antes que naciera Catherine.
Finalizada la guerra, el general de Gaulle le encomendó la creación de los Comités departamentales de Liberación y fue la primera mujer en la asamblea consultiva del Gobierno provisional de la República Francesa. Se negó a iniciar una carrera política y abandonó los cargos públicos. Retornó a sus clases de historia y dio conferencias sobre el accionar de la Resistencia en colegios e institutos.
A los pocos años se involucró en el conflicto de Argelia, se afincó en Marruecos y formó parte de los grupos que promovieron la paz en esa parte de África. También se comprometió con las fuerzas que luchaban a favor de la descolonización de Indochina y por su independencia e integró la Coordinación Francesa para el Decenio que, junto a otros grupos, conformaron la Coordinación Internacional para el Decenio de la Cultura de la No Violencia y de la Paz.
Por otra parte, participó de la Red francesa de Mujeres por la Paridad, de movimientos a favor de los inmigrantes indocumentados, por la prohibición de las armas nucleares e integró Amnistía Internacional. En 2006 apoyó públicamente y participó en las luchas del Movimiento anti-PCE (contra la ley del primer empleo de Francia) que se opuso a esa reforma laboral, cuyo objetivo era el despido libre de los jóvenes trabajadores/as.
A los 94 años paró la máquina y se retiró a descansar.
Salú Lucie!! Por tu energía vital, por tu coherencia, por tu valentía ante “la peste parda” y los colaboracionistas, por haber salvado muchas vidas de quienes resistieron a la barbarie en la Segunda Guerra Mundial, por desafiar a la locura del nazismo con el ejemplo, por no utilizar tu prestigio para ocupar cargos políticos, por promover la paz como herramienta para resolver conflictos y por no confundir pacifismo con neutralidad.
Ruben Ruiz
Secretario General