José Larralde
Un día como hoy pero de 1937 nacía José Teodoro Larralde Saad, El Pampa, cantautor argentino que se transformó en uno de los mayores referentes de la milonga campera. Sentimiento sufrido pero sereno, voz grave y pareja, textos simples y cercanos.
Nació en Huanguelén, provincia de Buenos Aires, descendiente de iraquíes y vascos, escritor precoz; desde los siete años garabateaba versos sobre lo que veía y escuchaba. Simultáneamente, fue trabajador rural, tractorista, albañil, mecánico y soldador porque antes de llegar al papel y al lápiz, había que ayudar para comer.
Su irrupción en la música popular tiene un mítico responsable: Jorge Cafrune. Se conocieron a través de un vecino, José Dip, que invitó a Cafrune a un asado en la casa del tío de Larralde, Eduardo Saad. Allí, comenzaron a cantar y la buena onda fue inmediata. Cafrune se comunicó con Hernán Figueroa Reyes, director de grabaciones de CBS, para incluir algunos temas del “chango de Huanguelén” en el disco que estaba grabando. No pudo ser. Pero incorporó dos temas en su siguiente disco: “Permiso” y “Sin pique” y así empezó a rodar el carro.
Un nuevo encuentro tuvo lugar en el Club Social y Deportivo Unión de Girodías, provincia de Buenos Aires. Cafrune arrancó el recital, cantó tres canciones y presentó a Larralde que se adueñó de la noche -con la complicidad de su presentador- y cantó “Herencia pa’ un hijo gaucho”. Entre el público se encontraba un cazatalentos de la RCA que hizo el comentario a la compañía de esa aparición artística y, meses después, decidieron contratarlo.
Así fue que en 1967 lanza su primer disco “Canta José Larralde”. El primero de 28 discos que jalonaron su carrera como cantor y que lo acercaron a públicos rurales y urbanos sin solución de continuidad en un mágico equilibrio que nunca se quebró. Las doce millones de copias vendidas hablan a las claras que su perfil bajo no lo privó de una popularidad capilar para ser captado por el oído popular.
Como a él le gusta decir, lo suyo no son shows o recitales, son guitarreadas con la gente. Y no lo practicó solo en Argentina. El mismo formato utilizó en sus presentaciones en Uruguay, Paraguay, Brasil, Chile, Colombia, Venezuela, México, España, Alemania, Australia.
Su mensaje fue claro, homogéneo, sin concesiones. Sus canciones hablan de los paisajes y costumbres rurales, las relaciones cotidianas, la soledad, el amor, el silencio, las injusticias, las desigualdades. Y sus títulos lo develan: “Milonga de los braceros”, “Milonga del solitario”, “Quién me enseñó”, “Cosas que pasan”, “Masticando silencio”, “Décimas de Jacinto Luna”, “Bajo el tinglao”, “Paque dentre”, “Cimarrón y Tabaco”, “Allí donde alce mi bronca”.
Lo notable es que siendo un estilo pausado, melancólico, descriptivo de un escenario alejado de la dinámica de las ciudades pudo penetrar en el gusto urbano. Entró a los conventillos, las casas, las estaciones de tren, los teatros, los encuentros de amigos. Su copla pampa siempre supo ser escuchada con respeto por diferentes generaciones. Especialmente por los de abajo.
Hasta llegó a Netflix. En 2013, la canción «Quimey Neuquén», compuesta por Marcelo Berbel y Milton Aguilar y grabada por Larralde en su primer disco, fue utilizada para el capítulo «Buried» («Enterrado») que corresponde a la quinta temporada de la serie Breaking Bad.
Salú José!! Por tus versos sin firuletes pero de buena hechura que nos amarran a nuestra tierra, que nos obligan a estar atentos a la injusticia y nos permiten disfrutar tu vigencia noble, amiga, necesaria.
Ruben Ruiz
Secretario General