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Efemérides 23 de Enero – Luis Alberto Spinetta

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Luis Alberto Spinetta

Un día como hoy pero de 1950 nacía Luis Alberto Spinetta, El Flaco, genio del rock nacional, guitarrista, compositor, escritor y productor argentino que marcó a varias generaciones con su música y su poesía. Sentimiento e ideas transformados en acordes. Vanguardia pura. En honor a su nacimiento se conmemora el Día Nacional del Músico en nuestro país.
Nació en Arribeños, entre Congreso y Quesada, barrio de Núñez, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. A pocas cuadras de la cancha de River Plate, el club de sus amores. Hijo de Luis Santiago Spinetta, cantante aficionado de tango, y Julia Ramírez. Sobrino de tres tíos que trabajaban en el sello discográfico Columbia, lo que le permitió conocer letras y ritmos diversos desde su infancia.
Cursó sus estudios primarios desde 1956 en la escuela «Remedios de Escalada de San Martín» en momentos que se producía el despegue internacional del rock and roll y la masividad de la música folklórica en Argentina. Fueron influencias poderosas en los oídos de los pibes y pibas de ese momento. En uno de esos veranos fue a la casa de unos tíos en San Miguel de Tucumán. Era carnaval y los tablados pululaban en los barrios. Los disfraces, también. A Luis Alberto le tocó uno de Tarzán. El locutor del corso lo llamó para que cantara delante del público y, con total desparpajo, interpretó a capella “Pity, Pity” de Billy Cafaro, un pionero del rock en Argentina. Se ganó su primera gran ovación.
Antes de finalizar la primaria tuvo su primera guitarra. Se la regaló su vecino Machín Gomezza, personaje del club River Plate encargado de la concentración del equipo de primera, pero que también oficiaba de masajista, ayudante, psicólogo y consejero de los jugadores. Recibió sus primeras y únicas lecciones de parte de Dionisio Visoná, un guitarrista que había acompañado a su padre en varias veladas tangueras. Después, toda su vida fue autodidacta.
En 1963 ingresó a la secundaria en el Instituto San Román, donde conocería a varios de sus compinches musicales con los que haría historia. En 1964 se presentó en el programa Escala Musical, que se emitía por Canal 13, donde interpretó el bolero “Entrega total” de Javier Solís y la canción “Sabor a nada” de Palito Ortega y Dino Ramos. Ganó el segundo premio del concurso, detrás del grupo femenino Las Medias Negras. Un acontecimiento. El mito cuenta que también se presentó en el programa La pandilla One and Two, que transmitía Canal 9.
En 1965 tomó contacto don dos grupos musicales de pibes del colegio. Los Larkins, liderado por Rodolfo García, y Los Sbirros (luego, Los Mods), dirigido por Edelmiro Molinari y en el que también tocaba su compañero de banco, Emilio del Guercio. Con él también publicaría una revista casera llamada La costra degenerada. Hubo fusiones y deserciones y en 1968 quedó conformada una delantera poderosa: Rodolfo García (batería), Luis Alberto Spinetta (voz líder y guitarra), Emilio del Guercio (bajo) y Edelmiro Molinari (guitarra líder y voz). Amanecía la banda Almendra.
En noviembre grabaron su primer simple en RCA, que incluía “Tema de Pototo” y “El mundo entre las manos”. Tuvo poca repercusión pero fue el inicio. Luego tocaron con Manal y Miguel Abuelo en Mar del Plata, hicieron una minigira por Perú y actuaron en el Instituto Di Tella y en el Teatro del Globo. En enero de 1970 salió el long play Almendra. Un gol de media cancha. Temas inmortales como «Muchacha, ojos de papel» (dedicada a su novia, Cristina Bustamante), «Plegaria para un niño dormido», “Fermín”, «Ana no duerme, “Laura va”, «Color humano», “Que el viento borró tus manos” y “A estos hombres tristes”. Despuntaba una sensación de alegría y libertad rodeada de buena música.
Los diferentes gustos musicales hicieron que la banda se separara, pero antes grabaron Almendra II. Ecléctico, difuso, con insinuaciones de un cambio musical y temas poderosos como “Rutas argentinas”, “Mestizo”, “Los elefantes” y “Vete de mí, cuervo negro”. Despedida roquera y psicodélica.
A la separación de Almendra, se agregó la ruptura de su relación con Cristina Bustamante. Angustia, caos, experimentación y búsqueda del túnel de salida. Comenzó su vinculación con Pappo (con quien ya había tocado en el Festival Pinap) y armaron un grupo con el baterista “Pomo” Lorenzo que se llamó Agresivos. Duró poco, pero hicieron buen blues y rock pesado. A principios de 1971 hizo las valijas y se fue con dos amigas a Brasil y Europa. A los siete meses desembarcaron nuevamente en Baires.
Con nuevas energías, formó Pescado rabioso con Bocón Frascino y Black Amaya y debutaron en el cine Metro con su álbum Desatormentándonos (1972) que incluyó los inolvidables “Blues de Cris” y “Algo flota en la laguna”. Recién en 1985 agregaron a ese álbum “Me gusta ese tajo”, que había estado prohibido por la dictadura de turno. Un poco de punk para enfrentar la época. Para el segundo long play, Pescado 2 (1973), salió Frascino y entraron David Lebón y Carlos Cutaia. “Nena boba”, «Credulidad” y un largo “Cristálida” fueron su sello distintivo. Nuevo sonido roquero y poesía influenciada por Rimbaud, entre otros.
Luego vino Artaud (1973, en realidad, un Spinetta solista con algunos de sus amigos) con “Todas las hojas son del viento”, “Cantata de puentes amarillos” y “Bajan” como estandartes de este álbum aproximado al jazz-rock con reminiscencias bluseras. Final de Pescado Rabioso con estilo.
Luis Alberto no descansó y siguió juntando talentos. Formó Invisible, con Machi y Pomo y sacó de la galera “Jugo de lúcuma”, “Irregular”, “Lo que nos ocupa es esa abuela, la conciencia que regula el mundo», “Durazno sangrando”, “Dios de la adolescencia”, “El anillo del Capitán Beto” o “Los libros de la buena memoria”.
El 16 de septiembre de 1976 se casó con Patricia Beatriz Zalazar, guerrera discreta, equilibrista familiar, consejera sutil y eficaz, promotora del gusto por la variedad estética, médica sin título cuando Luis Alberto fue atacado por el cáncer terminal de pulmón. Juntos sembraron una descendencia virtuosa. La música, las poesías y las actuaciones de Dante, Catarina, Valentino y Vera fueron maceradas en el arte que mamaron de sus padres y la ética que aprendieron y pudieron presenciar cuando la mano venía mal.
Inició, entonces, una etapa solista -acercándose al jazz- que nos dejó el álbum A 18 minutos del sol con sus hermosas “Canción para los días de la vida” o “Toda la vida tiene música hoy”. Y también su álbum maldito, el que menos quiso: Only love can sustain, en inglés, en el que actuó solo como cantante, con instrumentistas y arregladores de sesión. Su disco negro.
Luego alternó otros discos solistas con la formación de nuevos grupos, como Spinetta Jade o Spinetta y Los socios del desierto, o proyectos con Charly García o Fito Páez, que jalonaron su búsqueda musical y su manera de decir sin claudicar en sus posiciones éticas y estéticas, lo que le valió varios encontronazos con las discográficas y algunos contemporáneos/as. También tuvo enfrentamientos con la prensa en los años de su separación conyugal y su relación con Carolina Peleritti.
El 4 de diciembre de 2009 sintetizó la trayectoria de sus búsquedas en un recital multitudinario en cancha de Vélez Sarsfield que llamó “Spinetta y las Bandas Eternas”. Duró cinco horas, tocaron los integrantes de todas las bandas que formó e invitados para todos los gustos rockeros: Charly, Gustavo Cerati, Ricardo Mollo, David Lebón, Fito, Juanse, Beto Satragni, el “Mono Fontana” y más. Honor y gratitud de todos con todos. Músicos emocionados y público feliz. Una noche de aquellas…
A su pasión por la música y la poesía, le agregó su afición por los “fierros”. El Flaco paraba en el Bajo Belgrano, tierra de viejos prototipos de Turismo Carretera. Se lo veía merodeando con su remera de Alfa Romeo. Una vez tuvo un Mercedes-Benz 280 SE 3.5, una verdadera reliquia que inmortalizó en Kamikaze. Se divertía haciendo diseños de autos que imaginaba, descubiertos hace pocos años y expuestos en una muestra en su honor en la Biblioteca Nacional.
Salú Flaco!! Por esa onda maravillosa que expresaba tu música y tu poesía, por esa marca alegre y feliz que nos dejaste, por tu firmeza ante los poderosos del mundo de la música y ante la muerte. Una fija en nuestra popular con la franja roja cruzando su pecho blanco, con su figura desgarbada, su risa compinche y sus lentes de colores.

Ruben Ruiz
Secretario General 


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